El vestido. Sin duda una de mis prendas favoritas. Y si es Vintage, mucho mejor.

Es cierto que en los últimos tiempos las marcas han creado diseños con una estética y un aire romántico que se asemeja mucho a los del “Baúl de los recuerdos” (pero claro, no es lo mismo).

Desde que empecé a valorar mucho más la moda y las prendas en sí, he ido creando una colección en mi armario de prendas Vintage y, sobre todo, de vestidos, que me fascina. Es esa nostalgia e Historia (casi siempre desconocida) que acompaña a las prendas, además de la calidad de sus tejidos y del carácter exclusivo de las mismas, lo que los hace tan especiales.

Quién sabe si el vestido que llevas lo vestía una señora de Torremolinos del verano de 1950 o una chica de un bar exclusivo de la movida madrileña en los 80. ¿Y lo guay que es imaginar e indagar sobre eso? Y ahora puedes llevarlo tú, darle tu toque y menearlo con garbo por las calles, pisando fuerte. Es esa falta de atrevimiento o un concepto erróneo de la moda el que a veces nos impide vestir prendas que nos gustan, pues muchas me decís que “os véis como muy mayores” con este tipo de vestidos.

Es por ello que he decidido dejaros por aquí algunas recomendaciones para poder combinarlos de forma más actual y contemporánea:

  • Utilizar un maquillaje muy natural. Es mejor evitar sombras muy pronunciadas a lo Vedette y recurrir a tu color de labios preferido y a un eyeliner que te de un toque sexy.
  • Peinado “despreocupado”. Cabello limpio, siempre, pero es preferible una melena poco elaborada, dinámica y con movimiento a un peinado recto o moldeado con tirabuzones de recién salida de la pelu. También recomiendo los recogidos o semirecogidos imperfectos, de esos que parece que te los has hecho en tu casa para meterte en la ducha. Tal cual.
  • Calzado informal o deportivo. Elige uno en color neutro, de la misma gama cromática del vestido o incluso juega con el contraste o con los colores complementarios.
  • Complementos mínimos o sencillos. Prescinde de grandes accesorios como maxipendientes, perlas, collares voluminosos o brazaletes. “Menos es más”.
  • Combina con prendas Denim, de piel u Oversize. Con eso conseguirás restarle “ñoñerío” o romanticismo al vestido y te aportará un toque más informal que una Blazer o una chaqueta de corte clásico o similar.

Os muestro dos elecciones que hice con dos vestidos distintos, ambos de American Vintage G. C.

Un vestido rojo de tejido satinado y estampado japonés, el cual combiné con unas zapatillas tipo “Converse” de tejido Denim de Benetton que conservo desde los 15 años (os lo juro) y un abrigo largo azul marino de corte Oversize. Como único accesorio utilicé un pañuelo al cuello de rayas marineras, en los mismos tonos del vestido. Lo que intenté fue no perder la gama cromática rojo – azul y blanco en todos los elementos que componen el vestuario. 

 

 

El otro vestido, en tonos pastel y lazada al cuello, lo combiné con zapatillas en color coral (uno de los tres principales colores presentes en el vestido) y una chaqueta vaquera masculina bastante cañera, de corte Oversize. De ésta forma le restaba ese carácter infantil y el exceso de fragilidad que podía emitir el vestido, tanto en sus tonalidades, como en el corte y en los propios detalles del vestido.

 

 

¿Cuál de las dos opciones os gusta más?

Gracias por leerme y comentar.

 

Fani M.

 

 

 

 

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